JUICIO Y EJECUCIONES
Los alrededores de la Audiencia estaban abarrotados por el
gentío. Los pillos de siempre habían estado todo la noche a las puertas del
edificio, con la intención de vender el "sitio" a la mañana siguiente a algún
"señorito" o periodista de los venidos de todas partes del país. Hasta un duro
consiguió alguno por la cesión.
Era el 5 de Junio de 1.983. Calor sofocante.
La Sala era un horno, ya que era imposible tener la ventanas abiertas debido al
ruido de la calle.
El Secretario da lectura de los autos, y llegado al punto
en que menciona el reglamento de la Mano Negra, los defensores le interrumpen y
dirigiéndose al Tribunal exigen de éste que por el fiscal se les muestre los
estatutos originales de "La Mano Negra, ya que no les convencieron los
presentados en su día por el juez instructor, escritos a mano, a lápiz, con
páginas en blanco, correcciones y tachaduras, sin un orden ni concierto en sus
apartados.
El fiscal manifiesta que para el buen orden y conocimiento
"basta con un resumen" como el facilitado en su día a los defensores.
Durante
9 jornadas se suceden las intervenciones y comparecencias de los acusados y
testigos. El primero en hacerlo fue Cayetano de la Cruz, que ya había intentado
suicidarse en la cárcel, por los remordimientos causados por su delación.
A
pesar de reconocer todos los inculpados su pertenencia a la sección de Pedro
Corbacho, y algunos a la decuria de Bartolomé Gago, el maestro del Molino de la
Parrilla, nadie reconoció que a su Sección se le llamara, ni siquiera entre
ellos, "La Mano Negra", admitiendo todos que a su grupo se le conocía por "La
Revista Social".
Este nombre bien pudo ser un "invento" de la gentes, de las
Autoridades, o incluso es posible que efectivamente fuera utilizado entre ellos,
no queriendo reconocer ante el Tribunal este hecho, por las innumerables
fechorías, asesinatos, secuestros, incendios y delitos de todo tipo que habían
sido atribuidos a esta organización.
Lo que sí se puso de manifiesto, de
forma clara y tajante, por las declaraciones de algunos de los acusados, es que
el Blanco de Benaocaz portaba un documento en el momento de su muerte en el cual
se le reconocía que los Corbacho le adeudaban cincuenta y dos duros, por sueldos
impagados.
Este documento, al igual que el parte de la orden de ejecución del
"Blanco", no figuraba entre los documentos de la instrucción del caso, por haber
sido quemado nada más dar muerte al mismo.
Después de nueve días, finalizó el
juicio, y la sentencia se hizo publica el 18 del mismo mes:
...."Que debemos
condenar y condenamos a los procesados Pedro Corbacho Lagos Francisco Corbacho
Lagos, Bartolomé Gago de los Santos, Manuel Gago de los Santos, Cristóbal
Fernández Torrejón, José León Ortega y Gregorio Sánchez Novoa, en concepto de
autores, a la pena de muerte, que se ejecutará en el sitio destinado al efecto,
en esta Ciudad y en la forma que determina el Código Penal, con la accesoria de
inhabilitación absoluta perpetua si fueren indultados y no se remitiera
expresamente esa pena en el indulto."
Seguía la sentencia imponiendo la pena
de diecisiete años y cuatro meses a ocho más de los procesados, así como la
absolución de uno de ellos, por haberse demostrado que no participó en los
hechos.
Los defensores de los acusados manifestaron su intención de recurrir
al Tribunal supremo, y así lo hicieron. En marzo de 1.984, la Sala Segunda del
T.S., permanece reunida durante tres días, tratando este asunto. A principios de
abril hace publica la sentencia. Esta es un mazazo para los condenados en Jerez.
No sólo no se conmutan las penas de muertes, sino que éstas se elevan a quince..
o sea a la totalidad de los procesados, a excepción de Juan Cabezas, que fue
declarado absuelto en Jerez.
Esto provoca múltiples protestas en toda España,
incluso de los Colegios de Abogados, por parecer a todas luces excesiva la
sentencia del TS. Es probable que el Consejo de Ministros se viera influenciado
por dichas protestas, ya que decide indultar a siete de ellos. Entre estos
indultados se encontraba Cayetano de la Cruz, que de todas formas no viviría el
día de las ejecuciones.
Paterna de la Rivera, pueblo cercano a Jerez.
De
la Casa de Postas, Joaquín, el pequeño del cochero que cubre la línea a Jerez,
sale corriendo calle abajo, hasta llegar a la calle Petenera.
Hay quien dice
que ese cante tiene "malfario", que atrae la mala suerte. La verdad es que
muchas veces, al oírla, he sentido un inexplicable escalofrío...
Quini se
para ante una puerta, y parece meditar un momento... es muy fuerte lo que
sabe... ¿cómo decirlo?...
Al fin, cambia de parecer y se dirige a la puerta
de al lado. Llama quedamente y aparece Manuela la del "Gordo" que, cuando ve la
cara del muchacho, lo hace pasar dentro de la casa.
- Yo ya sabía desde esta
mañana que algo iba a pasar hoy...ese cuervo negro no hacía más que revolotear
por la calle... A ver, zagal... cuéntame...¿quieres un poco de agua?
Quini,
después de beber de un jarrillo esmaltado el agua fresca de un cántaro que le
ofreció Manuela, con una seriedad impropia de su edad, le cuenta:
- El
Cayetano se ha "ajorcao" esta noche en la Cárcel de Jerez...
Manuela se lleva
las dos manos a la cabeza... y se encoge sentada en la silla, pareciendo aún más
pequeña de los que era en realidad.
- El pobre ya lo tenía ensayao, dos veces
ya lo había intentao antes...¡Dios, mío, ¿como se lo cuento a la
Lola?...!
Uno los ocho condenados a pena de muerte, José León Ortega, se
libraría de la misma al ser posteriormente indultado por haberse vuelto loco,
por los que serían siete (el mismo número de los condenados en el juicio de
Jerez) los que serían finalmente ejecutados.
Día 14 de Junio de
1.984
Capilla de la cárcel pasan juntos el día los condenados...durante todo
el tiempo que han estado presos, ha nacido el odio entre todos ellos. Tres de
los condenados no habían participado en el asesinato. Los manjares que le fueron
ofrecidos, no fueron apenas probados. Entre reflexiones, lamentos y visitas de
curas transcurre el día, hasta la tarde en que un grupo de sacerdotes se ofrecen
a confesarlos. Todos los hacen a excepción de Juan Ruiz que se negó a ello
cortésmente; el maestro de Alcornocalejos, fué siempre consecuente con sus
ideas, de hecho no pudo ver a su compañera durante todo el tiempo de su
reclusión, ya que al no estar casado legalmente no le era permitida su visita, y
a pesar de que la mujer quería cumplir con este requisito a fin de poder
visitarle, el maestro no se prestó a ello. Sin embargo, confeccionó testamento
en favor de ella, dejándoles sus pocas pertenencias y escasos
ahorros.
Alrededor de las siete la gente se arremolina frente a la cárcel.
Los tres verdugos visitan a los condenados. Uno era de Albacete, otro de Madrid
y el tercero de Burgos, este de triste fama, ya que fue el que ajustició al
"Garayo", conocido como el "sacamantecas", un asesino de mujeres de la provincia
de Vitoria. En su haber figuraban veintiséis ejecuciones en los tres años que
llevaba destinado en Burgos, y era el macabro introductor de unas variaciones en
mecanismo del garrote , para hacerlo más efectivo y rápido.
El verdugo de
Madrid, se dirigió a ellos con estas palabras:
- Amigos, no soy yo ni mis
compañeros, sino la ley, quien os va a dar muerte.
Manuel Gago, enterado que
este verdugo tenía la costumbre de dar un beso a los condenados antes de
ejecutarlos, se dirigió a él de esta forma:
¡Te abofetearé la cara como se te
ocurra darme el beso que acostumbras a dar!
A las ocho en punto, comienzan a
salir de la Cárcel los condenados, rodeados por los sacerdotes.
Van
apareciendo todos: Pedro y Francisco Corbacho, los también hermanos Manuel y
Bartolomé Gago de los Santos, Gregorio Sánchez, Juan Ruiz y Cristóbal
Fernández.
La cárcel se encontraba en la Plaza de Belén, lo que no deja de
ser una ironía.
Hoy hay un pequeño parque donde estaba la cárcel hasta hace
pocos años. Era un edificio grande en comparación con la casas de alrededor. Fue
un convento anteriormente, y la fachada tenía esa fría simetría de los edificios
militares antiguos y la austeridad de ciertas órdenes religiosas. Sobre su
puerta, un enorme lápida de mármol sentenciaba: "Guarda la Ley, y tu pié no
tropezará".
La Plaza estaba ocupada por una rugiente multitud, que enmudeció
al aparecer los condenados en la puerta. Guardias Civiles a pié y a caballo,
trataban de poner un poco de orden y mantener expedito el paso hacia las tarimas
de maderas instaladas para el embarque de los presos en los carros.
Oficiales
de Caballería y soldados custodian los alrededores de la prisión. Comienzan a
subir en los carros, que tienen un banco situado a cada lado. Son cuatro los
carros, van dos presos en los tres primeros y uno sólo en el cuarto.
A
continuación se emprende la marcha hacia la Plaza del Mercado; tras los carros,
caminando, van el representante de la Audiencia y los tres verdugos. A pesar de
lo corto de la distancia, se hace difícil llegar por el gentío que llena todas
las calles, haciendo encabritar a los caballos.
Ya en la Plaza del Mercado,
(llamada así desde muy antiguo, aunque hace mucho tiempo, siglos que no existe
mercado alguno en ella), los reos descienden de las carretas. Delante de un
palacio de una familia descendiente de un caballero veinticuatro, se hallaba
instalado un cadalso, al que se accede mediante una escalera central y otra
lateral más pequeña.
La Guardia civil, a empellones con el gentío, logra
abrir paso para los presos que van subiendo hacia su último destino. Siete
maderos alienados, con un asiento delante de cada uno de ellos..
Comienzan a
ser colocados en los asientos, y cuando los verdugos les fijan los brazos a
ellos mediante correas, un silencio de muerte se posa sobre la Plaza.
Le
cubren la cabeza con una capucha negra.
El silencio es total.
El
representante de la audiencia, le da la orden al verdugo de Madrid, con una sola
palabra: Proceda.
El verdugo se presigna, y da vueltas al torniquete de
Gregorio Sánchez Novoa, el primero en morir. Un seco chasquido y todo acabó.
Luego, los seis restantes.
Cuando los verdugos retiran las capuchas, un
murmullo de horror brota de la multitud....ojos tremendamente abiertos, lenguas
mordidas, casi cortadas, en posiciones impresionantes, rostros desencajados por
el inmenso dolor.
Con este proceso y ejecuciones, se dio un golpe mortal al
movimiento social y anarquista en Andalucía, aunque pocos años más tarde se
produjeran algunos episodios graves con el campesinado en Jerez y en Andalucía,
ya poco o nada tendrían que ver con los postulados de las Secciones de la
FRTE.
Y todo esto para qué.....?
Veinte años más tarde, serían
rehabilitados por la Justicia todos los condenados en el proceso de La Mano
Negra. Pero a los ejecutados ya no los podía salvar ni rehabilitar
nadie.
Creo que a veces este pueblo mío tiene mala memoria... Cuando tanto ha
sufrido por causa de aristócratas y terratenientes, a veces parecen olvidarlo y
se empeñan en darles un mérito y realce que de ningún modo tienen.
Por eso no
me explico a veces el carácter de mis paisanos... por eso cuando veo multitudes
en una calle de Sevilla (podría ser en cualquier otro sitio de Andalucía) para
ver una boda en que los únicos "méritos" de los contrayentes es pertenecer a una
de esas familias que durante siglos oprimió a los andaluces, o pertenecer a una
"dinastía" de toreros, no los entiendo...., por mucho que lo intento.
Sí que
entiendo y reconozco el mérito en algunos miembros actuales de familias
parecidas, que poniendo sus conocimientos, incluso dinero y tiempo, disgustos y
"peleas" (en sus comienzos hasta con la Administración) en proyectos como La
Real y Andaluza Escuela del Arte Ecuestre de Jerez, han conseguido crear un
espectáculo único que lleva los nombres de Jerez y Andalucía por todos los
pueblos del mundo. Por eso entiendo que a Alvaro Domecq se le reconozca el
trabajo y dedicación que él, y sólo él, ha puesto en este proyecto, que me
importa poco lo que hicieran sus antepasados y lo que contaba Blasco Ibañez en
La Bodega.
Digan lo que digan los expertos en heráldica, la nobleza y mérito
deben ser conseguidos y reconocidos individualmente y deben desaparecer cuando
lo haga el protagonista. Por lo tanto tampoco somos herederos de las
barbaridades que nuestros antecesores pudieran haber realizado.
Pero de ahí a
ensalzar, vitorear, casi adorar a cualquier persona por simplemente pertenecer a
una familia antigua y aristócrata, aunque tenga más títulos que muchas familias
reales... no lo entiendo.
Quizá y por alguien experto, sería un tema
importante a tratar en otra lista de Aered (SXXI), la necesidad de tomar alguna
medida de educación, concienciación, - o como le queramos llamar- de los
andaluces en éstos y otros temas, (por ejemplo en lo concerniente a la "cultura
del trabajo", en lo que estimo estamos a años luz de otras regiones),
iniciativas que creo serían muy necesarias antes de emprender otras más
complejas. De todas formas, no quiero que estas palabras mías sean motivo de una
polémica en ACV, simplemente es una opinión, y puedo estar equivocado, como casi
siempre..:-)))..
Un abrazo a todos
Pepe Maestre
P.D. Si algún amigo de
la lista está interesado en algún dato en concreto sobre la Mano Negra, o los
Estatutos o Reglamento atribuidos a la misma, que me busque por las cuevas de
San José del Valle, por el Cortijo de los Barea ,o por los Alcornocales... pero
si no tiene tiempo, que me lo pida por e-mail, artillero@ctv.es , y con mucho gusto le
enviaré lo que tenga.
Pepe Maestre